El pasado jueves, día 12, fue un pequeño grupo de peregrinos caminando desde la plaza de la Catedral, hasta el Santuario Diocesano de San Torcuato, pero allí esperaban un centenar de personas para contemplar las “Lágrimas de San Lorenzo”, que se desplazaron hasta allí en vehículos particulares.
Dentro de la ermita, se prepararon unas lecturas realizadas por el Rvdo. Don Alfonso García Martos, delegado episcopal de Pastoral Juvenil. Se leyó el Salmo 8, el Cantico de los Tres Jóvenes, así como fragmentos de la encíclica Laudato Si’ y para terminar se rezó la Oración por nuestra Tierra, en el marco del Movimiento Laudato Si’ que surge del desafío urgente de proteger nuestra casa común en el que tenemos que “escuchar el clamor de los pobres y el clamor de la tierra”.
Doña Encarnación Sánchez, directora del Secretariado Diocesano de Turismo Espiritual nos ofreció una visión global del contexto histórico del lugar de Face-Retama, en el que nos contó la vida de nuestro Glorioso Patrón, así como la historia del Santuario con sus tres partes: la ermita, el aljibe y la cueva-hospedería.
Acto seguido nos congregamos en la era para cenar a la luz de las estrellas, divididos en pequeños grupos, siempre respetando las medidas higiénico sanitarias. Vivimos un momento de fraternidad en el que se compartieron alimentos, bebidas y vivencias que nos ayudó a conocernos un poco mejor.
Para terminar, contamos con la presencia de doña Encarnación Martos, experta, que nos mostró las distintas constelaciones, así como la historia dentro de la mitología grecorromana que esconde cada una. También contemplamos varios planetas de nuestro sistema solar como Júpiter o Saturno. Aprendimos a orientarnos a través de las estrellas ya que aprendimos a identificar la estrella Polar, que siempre indica el norte y por supuesto vimos muchas estrellas fugaces o lágrimas de San Lorenzo de forma nítida y clara ya que el entorno del Santuario reúne condiciones óptimas de ausencia de luz artificial y su lejanía con los sistemas montañosos que circunscriben la comarca.
En San Torcuato se contempló el cielo desde el lado de Dios. Hubo alegría, fraternidad y, sobre todo, asombro por las obras del Creador.
Antonio Navarrete,
Movimiento Laudato Si’ Guadix.