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300 años del inicio del pontificado de don Felipe de los Tueros

 

Este año se cumplen 300 años del inicio del pontificado de don Felipe de los Tueros y Huerta, Valle de Trucios (Vizcaya), 16 de marzo de 1675 – Granada, 12 de septiembre de 1751. Doctor en Filosofía y en Leyes, abogado, auditor de la Nunciatura, obispo de Guadix y arzobispo de Granada.

De noble familia, los Tueros, hijo de don Francisco de los Tueros y de doña Antonia de Ocharán. Estudió con brillantez en la Universidad de Salamanca y en la de Valladolid, doctorándose en Filosofía y en Jurisprudencia civil y recibiendo el título de abogado. Fue cura del Salvador, en Madrid, y auditor bastantes años de la Nunciatura Apostólica en Madrid. Vacante el obispado de Guadix fue presentado para el mismo, por el rey Felipe V, el 3 de febrero de 1721, cuando tenía 45 años. Aparte de sus méritos propios, es claro que llegó al episcopado por sus relaciones e influencia de la Nunciatura, como lo prueba el hecho, algo excepcional, de que fuera el propio nuncio apostólico quien lo consagrara obispo. Recibidas las bulas extendidas por el santo padre Clemente XI, fue consagrado en Madrid, el domingo 4 de mayo de 1721, en la iglesia de San Salvador, de manos del nuncio apostólico Alejandro Aldobrandini, que era arzobispo titular de Rodas, asistido por el obispo de Ciudad Rodrigo don Gregorio Téllez, franciscano, y por don Dionisio Mellado Eguiluz, obispo titular de Lares y auxiliar de Toledo.

Había tomado posesión por poderes el 12 de abril de 1721. Rigió la diócesis accitana hasta principios del año 1734, sin ningún problema con sus diocesanos; por el contrario, parece que fue muy respetado y admirado. En su episcopado se completó la Catedral de Guadix, por medio del arquitecto Gaspar Cayón, uniéndose “la obra vieja” con “la obra nueva”, es decir, la estructura gótica con la renacentista barroca.

Presentado por el mismo rey Felipe V, el 20 de enero de 1734 fue nombrado por el papa Clemente XII para el arzobispado de Granada, dándole el palio arzobispal el mismo día. Tomó posesión de la archidiócesis el 18 de marzo siguiente e hizo su entrada solemne en fecha no concretada, pero antes del 27 del mismo mes.

En 1740 recogió en el Hospital de San Juan de Dios más de trescientos mendigos, muchos enfermos “por haber comido yerbas”, momento en el que llegó a estallar un motín por el alto precio del trigo. Al hambre de 1751 se unió una epidemia, causante de muchas muertes incluida la del mismo arzobispo que falleció en septiembre.

Escudo arzobispal de don Felipe de los Tueros

 

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Aniversario del nacimiento de Pedro Antonio de Alarcón.

Un día como Hoy, 10 de marzo, pero de 1833, nacía en Guadix uno de sus accitanos más ilustres, y fue bautizado el El Sagrario de la SAI Catedral de Guadix.

Inscripción de Bautismo en El Sagrario de la SAI Catedral de Guadix

Partida de Bautismo.

Nota marginal: Pedro Antonio hijo de Don Pedro Alarcón y de Doña Joaquina Ariza.

Inscripción Literal: En la Parroquial del Sagrario de esta Santa Iglesia Catedral de la Ciudad de Guadix: en trece de marzo de mil ochocientos treinta y tres. Yo don Francisco de Casas cura de dicho Sagrario bauticé solemnemente a un niño que nació el día 10 de dicho mes y año como a las ocho y cuarto de la mañana y le puse por nombre Pedro Antonio Joaquín Melitón, hijo legítimo de don Pedro Alarcón y Carillo y de doña Joaquina Ariza, naturales de esta ciudad; desposados y velados en la parroquia del Señor San Miguel; fue su padrino don José Duarte y Alarcón al que advertí de las obligaciones y del parentesco espiritual que había contraído; siendo testigos don Fernando del Camino Torcuato Oñate y para que conste lo firmo. Don Francisco de Casas.

Breve biografía:

Pedo Antonio de Alarcón Nació en Guadix, Granada (España) en 1833. Hizo su Bachillerato en Granada, y luego comenzó la Carrera de Leyes, que no continuó por problemas económicos. Ingresó en el Seminario, pero también lo abandonó por falta de vocación.

Se dedicó luego al periodismo y la literatura. Perteneció al realismo español en literatura, con un estilo narrativo ameno, revitalizando la narrativa costumbrista. Escribió varias crónicas de viajes, cuentos, memorias, y sus obras más conocidas son las novelas:

«El Capitán Veneno», «El Escándalo», «El sombrero de tres picos» y «El niño de la bola».

Contrajo matrimonio, en 1866 con Paulina Contreras Rodríguez. Fue soldado en la Guerra del África, en la que demostró su valor. Plasmó estas vivencias en «Diario de un testigo de la Guerra de África» (1859). Fue este libro muy apreciado y leído en su tiempo por su viva y prolija descripción de la vida militar, y sus reimpresiones terminaron por rendirle una auténtica fortuna y una celebridad no pequeña.

Regresó a su tierra, y fue Diputado por Guadix en las Cortes, posteriormente Consejero de Estado, y más tarde fue Miembro de la Academia Española, en 1877. Falleció en 1891 en Madrid

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Devoción a San Torcuato.

San Torcuato.

San Torcuato fue uno de los varones apostólicos discípulos directos del apóstol Santiago. Según la tradición jacobea, junto con Segundo, Indalecio, Tesifonte, Eufrasio, Cecilio y Hesiquio, forman los nueve Varones Apostólicos y fueron designados por San Pablo y San Pedro para evangelizar España. San Torcuato, el más anciano de los siete, guiaba a sus hermanos por tierras hispánicas, cuando en las cercanías de Acci, se detuvieron a descansar. Mientras este pueblo rendía culto a Júpiter, Mercurio y Juno, sus habitantes se percataron de que ninguno de los siete festejaba a sus ídolos y entonces se rebelaron contra ellos. En medio de la persecución, los siete varones cruzan el río Fardes y, cuando sus perseguidores están en medio del puente romano, este se derrumba. En ese momento, por mediación de una hacendada senatrix romana, llamada Luparia, que con el tiempo se convertirá en santa, son acogidos con respeto y Guadix queda ya cristianizada. Sin embargo, San Torcuato decide quedarse en Guadix. Poco después es martirizado en Face-retama. En el lugar, donde hoy se encuentra una ermita y muy cerca un olivo, del que se dice que es retoño del plantado por el santo, cuyas aceitunas y hojas son milagrosas. San Torcuato durante siglos fue venerado en Guadix, pero en tiempos de Abderramán, hacia, y ante el peligro de la invasión musulmana, fue trasladado a la iglesia de Santa Comba donde permaneció hasta que fue reubicado en el monasterio de San Salvador de Celanova, en Orense y desde esta época hasta la actualidad reposan allí sus sagradas reliquias.

La iconografía de San Torcuato en el museo de la Catedral de Guadix.

La Cátedra de Guadix, tiene su origen en la predicación, de San Torcuato, el primero de los Siete Varones Apostólicos, que según sólida y antigua tradición, fueron discípulos del Apóstol Santiago, y después enviados por San Pedro y San Pablo a evangelizar Hispania.

Esta evangelización, tuvo como centro y eje, la antigua colonia romana Julia Gemella Acci, nuestra Guadix actual. Guadix, ha defendido siempre ser la primera diócesis de España, y su Iglesia Catedral, luce como mayor honor y gloria, el título de Apostólica. Es lógico que la que es cátedra de San Torcuato, albergue, tanto en talla como en pintura, la iconografía del Santo Varón Apostólico. En la fachada principal de la Catedral encontramos su imagen, obra contemporánea en mármol de Macael, de María Ángeles Lázaro Guil. En la Fachada de San Torcuato se conserva, una imagen en piedra del siglo XVI. En el interior del templo encontramos la imagen tallada de Torcuato Ruiz del Peral, que corona la silla episcopal del coro y en la capilla de San Torcuato, la imagen central del retablo, obra de Castillo Lastruci, y el bautismo de Santa Luparia del ático del retablo, posiblemente, de Francisco Moreno.

En la sala segunda del museo de la Catedral, se recrea la historia de la Iglesia de Guadix, de ahí que este apartado se llama memoria. Arranca con dos magníficos cuadros de Pedro y Pablo, recordando que fueron estos los que enviaron a nuestro glorioso patrón a predicar el Evangelio de Cristo a la Hispania Romana. A continuación, se encuentra la piedra angular de la evangelización que es el hecho en sí del bautismo, representado en un lienzo del siglo XVIII que recoge el momento exacto en el que nuestro glorioso patrón derrama las aguas bautismales sobre Luparia, la Primera de la Accitania que abrazó la fe de Jesucristo. Por tanto, podíamos decir que este cuadro es fedatario del nacimiento de la Iglesia en Guadix, porque la Iglesia comienza cuando la fe es acogida y se recibe la gracia del Santo Bautismo. Todas las figuras se inscriben en una diagonal tan agosto del barroco a la izquierda se encuentra el Santo Varón vestido de pontifical en un retrato idealizado y junto a él los ministros que le ayudan en la celebración del bautismo. Estos son verdaderos retratos de personajes del momento, las caras redondas, algo rechonchas. Buscan dotar a la representación de realidad temporal. Santa Luparia, arrodillada junto a la pila bautismal, a modo de corte y para hacer resaltar la nobleza de la misma y su posición social, además de su santidad, no solamente se idealiza su rostro en correspondencia con el de San Torcuato, sino que entre las damas que le acompañan, se encuentra también una mujer de raza negra, ¿Representa quizás, a una esclava, o simboliza la universalidad de la fe cristiana? Es curioso en este cuadro, la jarra de pico español, con la que San Torcuato, vierte el agua que chisporrotea sobre la cabeza de Santa Luparia. Como signo sacramental de la fe, tampoco falta el cirio encendido ni la cruz que sostienen en sus manos los acólitos. El lienzo deja trasparentar, o bien las huellas de varios pentimentos o bien que el lienzo ha sido reutilizado. Se trata de una buena pintura con calidad, tanto en el dibujo, como en la técnica y la composición. La misma es deudora de iconografías anteriores en las que se recoge el mismo hecho, como muestra el estandarte de San Torcuato. Magnífico bordado en sedas, oro y plata; que recoge también el momento del bautismo de Santa Luparia. Sin ninguna duda la mejor obra de arte y la más antigua que la catedral conserva con esta iconografía.

También se exponen dos imágenes de bulto redondo, de tamaño algo menor que el académico. La primera es una obra en leño, en la que se representa al santo vestido de pontifical, con mitra, báculo, y guantes. Es un obispo joven, imberbe; curiosamente en la estatuaria de bulto redondo siempre se le representa sin barba, mientras que en la iconografía del Bautismo de Santa Luparia se le representa con la majestad de un anciano con una barba blanca que le dota de un carácter venerable. Esta obra fue regalo del pintor Julio Visconti al obispo Don Ginés García Beltrán, que a su vez la regaló al museo catedralicio.

La siguiente escultura de características similares en el tipo iconográfico, pero de mejor calidad artística, llegó a la catedral el pasado mes de marzo, como regalo de las monjas clarisas de Guadix. Se trata de una imagen tallada en piedra caliza policromada, cómo la anterior, viste los ornamentos pontificales. Al parecer esta imagen pudo ser repolicromada después de la Guarra Civil y seguramente de inspiración de la imagen patronal del  templo catedralicio, ya que las similitudes del rostro imberbe son más que evidentes; se ahí que esta imagen se haya colocado, regalo de Don Manuel Amezcua, una fotografía de 1834, para que el visitante pueda comparar esta imagen con la que existía en el retablo mayor de la capilla de San Torcuato. Todas las imágenes descritas hasta ahora son de autor anónimo. También alberga el museo una terracota del canónigo don Jesús Campaña Hernández. Gran maestro en el modelado del barro, que caracterizaba de manera singular, a los personajes más típicos de la ciudad de Guadix.

La última obra en reseñar es el modelo en bronce fundido del que será el monumento que la ciudad de Guadix, representada por la plataforma promonumento a San Torcuato, levantará a su patrón próximamente. Obra del accitano Joaquín Torcuato Leyva Navarrete. Se trata de una escultura de gran fuerza emocional, que recoge el momento, en el que san Torcuato, apoyando su pie derecho en un sillar romano en el que está escrito el nombre de la colonia, con la izquierda clava la cruz, a la vez que con la mano derecha la señala.

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Fases de construcción de la catedral «Desde la primera piedra hasta nuestros días»

La catedral de Guadix como toda construcción de la época ha sido una edificación desarrollada durante siglos a través de los cuales ha sufrido los fenómenos sociales , culturales y políticos de las diferentes épocas.

Todos los periodos de construcción no han sido similares en cuanto a desarrollo, pero en la actualidad aún así nos es posible determinar las fases de construcción de las diferentes épocas debido a los distintos artes o tipologías de arte que en la actual catedral de nuestros días se contemplan, diferenciamos por tanto desde el inicio al fin estas diversas etapas:

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Fase 1 : La catedral Gótica

La primera etapa de la catedral Gótica tiene su inicio sobre 1496 a 1506 y se extiende aproximadamente hasta los años 1546 a 1548.

En esta etapa tuvo desarrollo , los pilares góticos , los arcos ojivales procedentes de la fabrica gótica, la localización del testero y la capilla mayor datada entre 1515 y 1516.

 

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Fase 2 : La catedral Renacentista

La segunda etapa de la catedral renacentista 1546-1600, en esta fase se inicia la construcción de la cripta y la capilla redondeada notándose en esta primera etapa de estas partes la figura de Diego de Siloé , posteriormente se traza la cabecera de la nueva catedral, junto a ello se construye la sacristía y primer cuerpo de la torre , las capillas de San Fandila y de la encarnación , la capilla mayor y la capilla de Fátima.

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Fase 3 : La catedral nueva

 

La tercera etapa de la catedral nueva, comprendiendo los años 1605 a 1736 , destaca el acceso a la torre , realizada por Ambrosio de Vico arquitecto de la catedral de granada , el cuerpo del campanario, el cierre de la capilla lateral y la puerta de santiago, se lleva a ejecución la cúpula de la capilla central y la cúpula de la capilla redondeada, los púlpitos, obra de Torcuato Ruiz del Peral sobre 1736 y por ultimo se tira el muro para abrir la obra nueva al culto , allá por el 1738.

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Fase 4 : La catedral Barroca y Sagrario

El culmen de esta gran obra llega con los últimos cuerpos la catedral barroca y el sagrario en los años 1747-1750, en ella interviene Gaspar cayón y Vicente Acero, en esta etapa se desarrolla el coro de la catedral accitana , se amplia el cuerpo de las naves , se construye el sagrario, la fachada, hoy en día de las partes mas bellas arquitectónicas hablando de la catedral, el trascoro , el cierre de las capillas laterales , la capilla de la Sagrada Familia y San Rodrigo , la cúpula del sagrario y la fachada principal.

Hay que hacer mención sobre las escaleras de doble hélice modelo inspirado en Leonardo Da Vinci, únicas en España, y la lucha del cabildo por llevar a cabo la conclusión de la torre , ya que sufrió varios incendios a lo largo de su construcción, la torre es actualmente el mirador mas preciado de la ciudad pues desde el se pueden apreciar los 4 puntos cardenales de la ciudad accitana, el barrio de las cuevas, Santiago, la antigua harinera, los cerros y el barrio de las cuevas, también se verá la alcazaba de Guadix y el teatro romano.

Próximamente el mirador de la torre estará abierto al publico.

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Diego de Siloé: la vinculación de un nombre al Renacimiento

Ni qué decir tiene que para todos aquellos estudiosos y eruditos del arte renacentista español –y más concretamente andaluz- la figura de Diego de Siloé se alza como paradigma del clasicismo de esta manera de origen italiano que dio forma e identidad a los más monumentales ejemplos de arte sacro de nuestra tierra durante buena parte del siglo XVI, como dan fe de ello las catedrales de Guadix, Granada, Almería y Málaga, amén de otros edificios igualmente dignos de mención como la Sacra Capilla del Salvador de Úbeda –panteón familiar de don Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V- o el Patio de la Real Chancillería de Granada, este último una obra de ingeniería civil. Con estas líneas, pretendemos conocer un poco más la vida profesional del gran artista oriundo de tierras castellanas.

Los historiadores, a pesar de la relativa escasez de fuentes, suelen fechar el nacimiento de nuestro artista en torno al año 1495 en la ciudad de Burgos como hijo –o cuando menos, familiar directo- del gran artista tardogótico Gil de Siloé, de origen flamenco cuya obra se prodigó por tierras de Castilla la Vieja fundamentalmente (legándonos obras excelsas de virtuosismo como el retablo mayor de la burgalesa Cartuja de Miraflores), considerado uno de los padres de la introducción del gótico flamígero en la Península, que, adaptado a la estética propia hispánica dará lugar a la variante Isabelina imperante a finales del siglo XV. Será en esta ciudad castellana donde el joven Diego comience su formación académica, que verá acrecentada y perfeccionada tras su viaje a Italia durante el primer tercio del siglo XVI. Allí será donde se impregne de las nuevas formas estilísticas y constructivas de reminiscencias clásicas grecolatinas recuperadas por los maestros italianos del Quatrocento (influencias de Bramante y Bruneleschi), aunque el gran mérito del maestro burgalés será la combinación de este nuevo modo de crear “ a lo romano” con las últimas tendencias decorativas del arte gótico –flamígeras- y los sabores arabescos del mudéjar propiamente hispánico. De esta forma, la Escalera Dorada de la Catedral de Burgos se convierte en su primera gran obra arquitectónica-, desde la que se catapultará a la primera línea de los nuevos trabajos constructivos que proliferaban en el sur de la Patria tras la toma de Granada por los Reyes Católicos en 1492, procediendo a una remodelación urbana sin precedentes que conformó la ciudad de la Alhambra en una urbe moderna dotada de todas las infraestructuras administrativas y municipales: catedral, parroquias, conventos, Chancillería, Universidad, palacios, hospital… irradiando actividades hacia la periferia del antiguo Reino (Guadix y Almería hacia el Este, Málaga hacia el Oeste), uniéndose a ello la constante edificación de iglesias parroquiales como las de Íllora, Montefrío, Loja, Baza…

Así el artista llega hasta Granada reclamado por los Duques de Sessa, familia del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba, que patrocinaba la construcción del Monasterio de San Jerónimo como panteón de tan ilustrísima familia. Casi por el mismo tiempo, la jerarquía eclesiástica del reinstaurado y aumentado Arzobispado de Granada rechazaba la construcción de la nueva catedral granadina siguiendo los cánones –ya anticuados- del gótico apostando por el arte nuevo clásico –que terminaremos conociendo como Renacimiento- encargando la proyección de planta y alzado final a Diego de Siloé, que desarrollará en ella todo un esquema revolucionario de armonía arquitectónica a través de bóvedas casetonadas, pilares esbeltos cruciformes y una distribución del espacio sacro interior a lo largo de amplias naves que convergen en el presbiterio. Este nuevo planteamiento traspasará la ciudad Granada buscando nuevos horizontes en las catedrales de Guadix, Jaén, Almería y Málaga, e incluso más allá del océano en las –por entonces- recién conocidas tierras de América. Por ello, la figura de Diego de Siloé permanece ligada irremediablemente a la historia edificativa de nuestras catedrales del Oriente Andaluz.

En nuestra Catedral accitana, el maestro será reclamado para acometer la ampliación de la reducida catedral gótica primitiva, notándose su influencia en el empleo del pilar cruciforme reforzado con pilastras corintias –llamado siolesco por algunos autores- y en el crucero. Si bien, será en la Capilla de don Tadeo -actualmente capilla de San Torcuato que hace las veces de capilla Sacramental- donde exponga sus dotes arquitectónicas ejecutando un espacio totalmente circular coronado por una cúpula de profusa decoración sostenida por altas pilastras dóricas, a la que se accede a través de un arco de esviaje doble conocido como arco de cuerno de toro por el sentido decreciente del intradós. A través de esta solución, el artista consiguió respetar el espacio disponible sin tener que restárselo a las capillas colindantes logrando un conjunto pleno de armonía.

La maestría arquitectónica de Siloé se complementó con su faceta escultórica, de la que nos han quedado numerosos ejemplos documentados y otros atribuidos. Tal es el caso del conocido relieve de la Sagrada Familia del Museo de Valladolid y los estilizados escudos heráldicos de la Portada del Perdón de la Catedral de Granada con toda su carga iconográfica, por citar algunos ejemplos característicos.

Murió en Granada en 1563, habiendo formado una serie de discípulos entre los que destacó Juan de Maeda, quien se hizo cargo de las obras de la Catedral de Granada tras el fallecimiento de su maestro.